INTRODUCCIÓN A LA ADOLESCENCIA I




La juventud de ahora ama el lujo, tiene pésimos modales y desdeña la autoridad. Muestran poco respeto por sus superiores y prefieren insulsas conversaciones al ejercicio. Son ahora los tiranos y no los siervos de sus hogares. Ya no se levantan cuando alguien entra en casa. No respetan a sus padres. Conversan entre sí cuando están en compañía de sus mayores. Devoran la comida y tiranizan a sus maestros. (Texto atribuido a Sócrates, siglo IV a.C.).


Pasamos parte de nuestra vida en el mar de la Adolescencia..., pero esta vez no nos encontramos nadando en ella sino que ahora nos encontramos navegando, surcando sus olas y moviéndonos a través de su corriente.

Y ahora que nuestra perspectiva ha cambiado es cuando podemos percibir, sentir y pensar sobre ella, sus virtudes y sus defectos. En estos momentos estamos en condiciones de ver como su corriente fluye y mantiene en ella a los adolescentes, llevándolos unas veces a lugares en los que quieren estar y otras veces arrastrándolos a zonas turbulentas. 

Podemos observar como en ocasiones surfean sus olas, se divierten, desbordan una felicidad solo alcanzable por ellos y en otras son revolcados por ellas, lo pasan mal, sienten ira. Momentos en los que pueden llegar a necesitar ayuda

Ahora es cuando podemos ser capaces de tomar conciencia de lo hermoso, pero a la vez complicado que es ser adolescente, de lo imprevisible que es este mar.

Desde nuestra Argo, nos convertiremos en capitanes que ayudaran a los adolescentes, los argonautas, a cruzar este mar, disfrutando de sus aguas, pero protegiéndolos y guiándolos para lograr que se desarrollen de la mejor forma posible.

Este viaje, en el que acompañaremos a los jóvenes, requiere de una serie de condiciones y habilidades que debemos desarrollar y potenciar. 

A través de estas actitudes podremos ser capaces de facilitar el crecimiento de sus habilidades académicas y personales, de resiliencia y por supuesto de relación positiva. Las herramientas para conseguirlas son (Rogers, C. R. 1993 (1) ):

Coherencia: Debemos se personas unificadas, integradas o coherentes con la relación que tendremos con nuestros adolescentes. Debemos ser exactamente lo que somos, no un disfraz, un rol o una simulación.

- Respeto positivo e incondicional: Supone la aceptación de los niños y niñas y la preocupación por ellos como personas diferentes. Aceptar sus propios sentimientos y experiencias.

- Comprensión empática: Supone sentir su mundo íntimo como si fuera el propio, pero sin perder en ningún momento la cualidad de "como sí". 

- Nuestros adolescentes deben experimentar o percibir, al menos en cierta medida nuestra coherencia, aceptación y empatía.


¿Te atreves a tratarlos así....?


(1) Rogers, Carl R. (1993). El proceso de convertirse en persona: mi técnica terapéutica.






Daniel Grande Jiménez
Técnico del Equipo Municipal de Absentismo Escolar
Delegación de Asuntos Sociales
Excmo. Ayto. de La Línea


              
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