AUTOLESIONES EN LA ADOLESCENCIA

 

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De lo que rebosa el corazón habla la boca y el cuerpo...


Las conductas autolesivas se definen como autodestrucción deliberada, directa y autoinflingida sobre los tejidos del cuerpo, con comportamientos que incluyen cortarse, pegarse en la cabeza, quemarse, pegarse a sí mismo, e incluso interferir con la curación de heridas. Por lo tanto se pueden resumir como aquellos comportamientos que suponen provocarse lesiones de forma deliberada y directa sobre la superficie corporal sin la intención de alcanzar el suicidio. Se consideran conductas socialmente inaceptables (Lewis y Heath, 2015) y se realizan de forma repetitiva (Nicolai, Wielgus y Mezulis, 2016).


En la definición aparece implícita la función psicológica de autorregulación emocional que dicha conducta tiene, es precisamente esta explicación de la función psicológica de autorregulación la que, junto a los procesos de afrontamiento, constituyen aspectos básicos del desarrollo y juegan un papel importante en los modelos de riesgo. 


Estudios globales acerca de la prevalencia de este comportamiento indican que se manifiesta con más frecuencia en adolescentes (Bruner et al., 2014). La revisión de Llull Carmona et al., (2017) muestra que la edad de inicio de las conductas autolesivas es entre los 10 y 15 años, alcanzando la edad promedio a los 12. Encontrando que un 21% de los adolescentes ha realizado al menos una vez prácticas autolesivas, elevándose estas cifras al 35% de los adolescentes con patologías clínicas.


Los estudios revisados hasta el 2018 se enfocan en la identificación de los factores de riesgo asociados con la autolesión y en la función que cumple ésta en quienes la presentan. Diversos factores psicosociales se han relacionado con autolesión, entre los factores precipitantes encontramos: el “bullying”, embarazo no deseado, enfermedad física grave, divorcio de los padres o problemas familiares, abuso sexual, violencia doméstica, duelo, depresión, problemas económicos, ansiedad, problemas en las relaciones sociales, suicidio o autolesiones de alguien cercano. Además encontramos factores personales como: baja autoestima, imagen corporal pobre o distorsionada, sentimientos de rechazo por parte de los demás o de ser diferente, ser una persona aislada, bajas habilidades sociales, diferencias culturales o raciales, mala adaptación al entorno, alto neuroticismo.


Los estudios identifican seis grupos de motivos para que alguien se lesione:


  • Para llamar la atención: las autolesiones son muy llamativas y hacen que los demás sientan la necesidad de estar pendientes de la persona por miedo a que lo vuelva a hacer, en algunos casos buscan atención, afecto, que se les escuche y que se haga lo que ellos quieren.
  • Para castigarse: una baja autoestima, sentimientos de culpabilidad, de no ser merecedor de algo, de ser responsable por algo negativo, pueden llevar a la persona a pensar que son “malos” y que merecen un castigo.
  • Para evadir un malestar emocional: el malestar físico (el dolor) tiene prioridad sobre cualquier otra sensación, detiene el proceso del pensamiento, interrumpe los sentimientos, Cuando sentimos dolor no pensamos en nada más, y esto es lo que se busca en estos casos de autolesión. Cuando hay pensamientos negativos constantes, ansiedad, depresión, la persona puede lesionarse por el propio malestar que estos producen, pero también porque la autolesión bloqueará temporalmente esos pensamientos.
  • Como conducta parasuicida: muchos suicidas habían llevado a cabo tentativas previamente.
  • Para asumir un control sobre situaciones que sobrepasan a la persona: este tipo de conductas dañinas para uno mismo pueden incluir sentimientos o necesidad de control, aun cuando uno no puede controlar a los demás o lo que le rodea, sí puede controlar su propio cuerpo.
  • Por sentimientos de vacío crónico: la autolesión causa dolor y sentimientos que pueden hacer que la persona los utilice para suplir esos episodios de vacío existencial, para hacerles sentir “vivos” 


Los factores de riesgo de conducta autolesiva en la adolescencia son:


A. CARACTERÍSTICAS PERSONALES:


1. Capacidad de solución de problemas: si es deficiente existe mayor riesgo de conductas autolesivas.


2. Impulsividad: la mayoría de conductas autolesivas tienen un componente impulsivo.


3. Desesperanza: síntoma relacionado directamente con ideación y comportamiento suicida.


4. Ira y hostilidad: diversos estudios han mostrado que estas dos características aparecen con más frecuencia en adolescentes que se autolesionan.


B. TRATORNOS PSIQUIÁTRICOS.


1. Trastornos depresivos: directamente relacionados con conductas autolesivas. 


2. Trastornos de conducta: adolescentes que se autolesionan muestran mayor tasa de conducta y comportamiento antisocial.


C. CARACTERÍSTICAS FAMILIARES.


1. El 50% de los adolescentes que se autolesionan viven solo con uno de sus padres.


2. Los problemas de convivencia entre los padres están claramente asociados con las autolesiones e intentos de suicidio.


3. La falta de calidez en las relaciones familiares y los problemas específicos de relación entre adolescentes menores de 16 años y sus madres han mostrado ser factores importantes.


Cabe destacar una curiosidad importante que según publico The Lancet Psychiatry Journal (agosto 2015), los adolescentes miembros de subculturas “EMO o Góticas”, tienen mayor riesgo de padecer depresión y autolesionarse. A tal respecto, una investigación de la Universidad de Glasgow entrevistó a 1258 adolescentes autodefinidos “góticos o EMO”, de los que el 54% se habían autolesionado. No se establece una relación de causalidad entre ambas variables, sino la constancia de la vulnerabilidad, aislamiento y riesgo de exclusión que afecta a estos colectivos y que puede derivar en prácticas como la autolesión que, por sí mismas, son marginantes, silentes y subculturales.


Toda autolesión debe ser considerada y no ignorada, al menos hasta que se descarte algún peligro. Solo el 10% de personas que se autolesionan pide ayuda, el resto sufre en silencio.


Las autolesiones son un problema importante que requiere ayuda profesional. Es probable que la persona no lo haya contado por vergüenza, culpa o miedo a lo que pensarán los demás. Debemos mostrarnos comprensivos y dejar que el adolescente nos pueda hablar de su problema. Si lo ha estado ocultando está claro que no era para llamar la atención. Deben percibir la gravedad de la situación pero desde el apoyo. Debemos saber que el hablar de ello no va a empeorar el caso, es más, le va a permitir al adolescente utilizar una vía de expresión o liberación diferente a la habitual (las lesiones). 


Debemos decirle que queremos ayudarle, que cuenta con apoyo y que debe ir a hablar con el Departamento de Orientación o un psicólogo. La terapia psicológica deberá ser imprescindible. Desde ella se abordarán técnicas conductuales y cognitivas que modificarán la conducta y los pensamientos asociados a autolesionarse y nos permitirá entender por qué la persona empezó a autolesionarse. 


En España, la investigación de Calvete Zumalde et al., (2015), halló que las conducta de autolesión son comunes entre los adolescentes españoles. Más de la mitad de la muestra (1864 adolescentes de edades comprendidas entre los 12 y los 19 años) refirió tal comportamiento en el último año y el 32,2% se había causado lesiones graves. Autores como Liddell (2006) hablan de contagio social a partir de la expansión y universalización de Internet que ha conseguido (mediante foros y chats) crear una subcultura que normaliza y estimula el comportamiento autolesivo, mostrando procedimientos de ejecución y ocultación, sugiriendo vías, incitando retos entre los jóvenes incluso de manera letal (Faura-García, 2011)……..





Daniel Grande Jiménez
Técnico del Equipo Municipal de Absentismo Escolar
Delegación de Asuntos Sociales
Excmo. Ayto. de La Línea


              
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